martes, 26 de octubre de 2010
Antes de nada, he de decir que he empezado a escribir esto media hora después de haber terminado de comer, y, bueno, me he quedado un poco más viendo la tele y pensando, esas dos cosas al mismo tiempo. Eso me lleva a demostrar rápidamente dos cosas:
1) Los hombres somos capaces de hacer dos cosas a la vez, sin contar el hecho de respirar.
2) La televisión no siempre es definible como "la caja tonta", pues en este caso ha sido la televisión quien me ha hecho pensar.

Como es rutina hasta el día de hoy, los martes a mi hora de comer de los martes, enciendo la TV y me pongo a ver una serie estadounidense, Numbers. Por suerte, hoy he podido ver el capítulo entero, cuando lo normal es que si lo pillo al inicio tengo demasiadas cosas que hacer y lo dejo en el último corte de publicidad, y si veo el final es porque he llegado más tarde a casa y no puedo ver el principio.

El caso es que en esta serie, de tipo CSI, siempre, siempre, siempre se basan en teorías matemáticas, sobre todo en teorías no conocidas por la mayoría de los mortales y que están relacionadas con la estadística y la probabilidad. Pero os preguntaréis... ¿y a dónde quiere llegar este tío?

Muy sencillo. La idea es que mediante series de televisión, somos capaces de ampliar nuestros conocimientos, es decir, la televisión, de forma lúdica, nos puede hacer aprender. Sirva de ejemplo también otra serie, casualmente también estadounidense: The Big Bang Theory. Creo que con un nombre así es fácil imaginarse que no va a ir de amoríos. No he llegado a ver más de dos capítulos, pero digamos que su valor divulgativo en cuanto a temas de carácter científico es muy alto en comparación con cualquier otra serie. Y en mi núcleo de conocidos, la popularidad de The Big Bang Theory rivaliza con la serie del momento para muchos, How I met your mother (en español, Cómo conocí a vuestra madre), por temática, la sucesora natural de una serie mitica, Friends.

Quiero aclarar, antes de nada, que no he nombrado a series como la actual Hispania, de Antena3, o Roma, una producción estadounidense, porque este tipo de series, que ayudan a conocer un fragmento de la historia española y/o europea, buscan la reproducción fideligna de un momento histórico teniendo menos en cuenta el fin lúdico y el estilo que tienen las series nombradas en párrafos anteriores, que introducen con un poco más de sutileza conceptos de un nivel normalmente superior al de un alumno de ESO/Bachillerato.

En fin, que no me quiero enrollar así que acabo con la conclusión de que se podría aumentar el saber de las personas mediante el visionado de series como estas, y por supuesto, eso implica que se desarrollasen más series de ese estilo: primero, porque quienes ven esas series lo hacen por gusto y no como el que debe atender a una explicación en clase; segundo ciertas ideas entran solas en la cabeza, casi de forma subliminal, con lo que el esfuerzo mental es mínimo; y tercero, porque el "gusanillo" que le puede entrar por alguna cosa en cuestión seguramente será mayor pues querrá entender el hilo del capítulo, loq ue al final se traduce en un afán de conocimiento.

¡Ah, se me olvidaba! En el capítulo de hoy de Numbers, han hablado del problema de "los siete puentes de Königsberg". Un problema entretenido tanto para mentes más de ciencias como apra mentes más de letras.
domingo, 24 de octubre de 2010
Hacía ya tiempo que no me pasaba por aquí. Bien por falta de tiempo o bien por falta de ideas e imaginación. Sea lo que fuere (mejor dicho, lo que "fuese", ya que es pasado), aquí estoy, al menos para dar cuenta de que mes a mes se unen las dos dimensiones necesarias, exactamente la cuarta y la supuesta, en mi opinión, quinta, para poder evitar un psicólogo.

Y es que la escritura cura tensiones internas, puede ayudar con depresiones, a soltar la rabia que lleva uno dentro, a dejar volar la imaginación y hacer en cierto modo reales los deseos... Lo único seguro es que actúa como una verdadera terapia si tras contar tu historia, te sientes libre, vacío, quizá sin fuerzas para hacer nada. Como escuchar doom metal en según qué ocasiones. Y, abusando un poco de mi poder como propietario de este pequeño espacio para decir lo que quiera (¡ojo, yo soy mi propio censor, y tiendo a ser bastante duro!), soltaré un poco mis manos y mis dedos, que espero se unan a la velocidad de mi mente, o que la de mi mente se adapte a la de mis dedos, y algo de aquí salga.

En verdad, hoy me siento un poco vacío, pero no en el sentido de libre, sino vacío en el sentido de que te falta algo: el vaso al 49% podríamos decir. No ha sido un mal día, no me va mal, en absoluto, he visto a bastantes "amigos" (entrecomillado puesto que para mí los amigos de verdad no deberían ocupar más que los dedos de una mano y he estado con más de 5 personas), he saciado un vicio al que llevaba sin atender meses, el billar, y ha sido una tarde bastante agradable. A la vuelta, en casa, he visto una película bastante buena, al menos a mi parecer. Defensa legítima, de Francis Ford Coppola, de la cual no voy a hablar porque sinopsis y opiniones hay a tutiplén en la red. Al acabar el "film", me he quedado con esa sensación de 'como que me falta algo'.

También es posible que me haya ayudado a sentirme así mirar el reloj, ver que pasaban de la una, saber que mi novia no estaría ahí en el Messenger, compobarlo y tratar de excusarme. Me he sentido bastante fallón. Y tras abandonar momentáneamente el ordenador y pararme a pensar un poco, a reflexionar sobre las últimas 24-30h, he podido definir cómo me sentía, he podido encontrar una palabra que represente mi estado de ánimo.

En efecto, hoy me siento impar.

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